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Introducción Historia

En los orígenes, no había condiciones muy estrictas para entrar en el Cuerpo de Miñones, pero con el paso del tiempo, sin embargo, esas demandas, cada vez más estrictas, trajeron la profesionalización de los agentes.

 

La evolución del cuerpo se ha basado en las normativas aprobadas. Los requisitos del principio eran los mismos que en otras fuerzas armadas de la época: de 18 a 40-45 años, estar en forma y tener cierta habilidad con las armas. Por ello, se les solían reconocer méritos extraordinarios a los que tenían experiencia militar. Además de esos requisitos había otros más concretos: por ejemplo, ser alavés o vasco; conocer el territorio y los buenos contactos que tenía cada uno; y alguna vez se le dio prioridad también a los criterios ideológicos, y ocurrió eso, por ejemplo, en 1823 cuando se pidió no tener relación alguna con instituciones liberales.

 

Hasta 1825, a los aspirantes no se les pidió saber leer y escribir. Precisamente, algunas veces fue ese la razón de las tensas relaciones con los civiles. Además, cada vez se le dio más importancia a las características “morales” –la prudencia, la higiene personal, la limpieza de las prendas, la buena compañía o la dependencia del mando– de los aspirantes al Cuerpo de Miñones. A partir de último cuarto del siglo XIX, empezaron a pedir requisitos que tenían relación más directa con el puesto, y el resultado fue el nivel de preparación y eficacia cada vez mejores del Cuerpo. Hoy día, para entrar al Cuerpo de Miñones se deben superar las oposiciones a la Ertzaintza.

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